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“Ser Humano, desde la concepción”

por

Rogelio Iván Servín Uribe

 

¿Desde qué momento el ser humano comienza a «ser lo que es»? tal pregunta parece sin sentido, pero en la actualidad toma fuerza; tal que, el ser humano ha llegado a desvalorarse así mismo en algunas etapas de su vida, llegando inclusive a atentar contra sí. Esta pregunta implica un desconocimiento de la propia esencia del ser humano, de su identidad. Preguntas como: ¿quién soy? ¿de dónde vengo y a dónde voy? ¿qué hay después de esta vida?1 Ya no tienen cabida en la razón del ser humano. En el siguiente ensayo trataremos de dar respuesta a esta pregunta, abordando el tema desde la metafísica.

El ser humano, dado que de cierta manera es inmanente a este mundo, está sujeto a procesos biológicos, que como las demás especies le permiten desarrollarse en esta «realidad sensible». Incluso, dentro de las clasificaciones que ha propuesto para estudiar a las diversas especies existentes, éste pertenece a la clasificación de los mamíferos: “aquello animales vertebrados, de sangre caliente, vivíparos y cuyas hembras alimentan a sus crías con la leche de sus mamas”.2 Esto denota que comparte ciertos aspectos biológicos con las demás especies; sin embargo, existe un punto en donde el ser humano se desprende de toda clasificación animal y se sitúa como tal, como «lo que es».

La expresión «lo que es», que define al ser y dada en un principio por Aristóteles, implica dos elementos fundaméntale: “lo” como sujeto de algo y “es” que designa a las cosas en cuanto son; por lo tanto, el ser humano es algo, es decir una realidad perteneciente o correspondiente al ser; “es” que señala al ser humano en acto, aquella perfección que lo hace ser. 3 Pero, ¿Cuál es esa perfección propia que lo hace ser? No abordare, por esta ocasión todas aquellas posibles cosas que confieren una perfección propia al ser humano, hablare sobre la capacidad de conocer (esta capacidad de conocer implica hacer o mío o parte de mí, lo conocido) como sustancia primera (forma esencial)4 del ser humano.

Remontándonos un poco al proceso biológico de hombre, y no por querer adentrarnos en temas propios de las ciencias naturales sino porque permiten una apertura al tema, éste se desarrolla a partir de dos células germinales tanto de varón como de mujer, dado lugar a una célula capaz de generar un nuevo individuó, con características similares a la de sus progenitores, pero no idénticas. Sin embargo, el hombre no sólo es algo biológico sino por el contrario en el subyace la razón, aspectos como la fe, los sentimientos, las virtudes; por lo tanto, este proceso, conocido como gestación, también implica la concepción de la definición de ser «es lo que es». Dicha definición ya viene implícita en aquellos elementos que en un principio contiene su propia esencia, pero que sufren un cambio total en ésta para tomar otra esencia de ser, pero que son fundamento para formar una nueva concepción, esto es, la esencia de ser humano, al igual que los genes que confieren ciertos rasgos físicos al hombre, parece heredarse.

En un principio, durante la gestación del ser humano, los aspectos ya antes mencionados como: la razón, la fe, los sentimientos, las virtudes; parecen no concebirse como tales, el embrión no parece razonar sobre su existencia, no parece presentar virtudes como el amor, la caridad, la justicia, la fe; inclusive, algunos de estos conceptos se presentan en el ser humano, o son visibles en él en etapas mas avanzadas de su desarrollo, como: la vida infantil, la adolescencia, etc. Entonces surge la pregunta ¿Qué es este “esto” que en cierta etapa del embarazo se va a semejar a un hombre? ¿se puede concebir como tal? Si partimos de que el hombre es, en esencia, alguno de los aspectos antes mencionados, entonces afirmamos que la “existencia precede a la esencia”5 como hizo mención Sarte y que ésta se va formando conforme nuestra relación con la realidad sensible. Sin embargo, la naturaleza nos enseña que la esencia esta implícita en cada una de las cosas y que de ella depende la existencia de la misma y a esto no está exento el ser humano: en el yace una esencia que se concibe desde que es una célula capaz de formar un individuó (hombre). En biología se utiliza el concepto totipotencial para llamar a las células capaces de desarrollarse hasta formar un individuo. Esto indica que dichas células están en potencia de formar un individuó con ciertos atributos. Por lo que, surge la pregunta ¿estas células totipotencia qué esta siendo, en acto? Dado que el ser humano es capaz de conocer podríamos decir que en acto están siendo capaces de conocer, por lo cual su “sustancia primera, su forma esencial es la capacidad de conocer”, con todos los elementos necesarios para poseer la razón, el amor, la fe, la justicia, la moral, el intelecto, etc. Para sustentar esto, nos remontamos a lo que ya una vez hizo mención Agustín de Hipona –se que existo, porque pienso-, por lo tanto, si pienso es porque conozco y si conozco es porque en mí yace una capacidad para adquirir dicho conocimiento, entonces la capacidad de conocer es sustancia primera dado que de ella deriva mi existencia. Por lo tanto, la perfección propia del ser humano es la capacidad de conocer que se encuentra en el desde su gestación.

Por otra parte, alguien podría decir, que aquello que se muestra a nuestros sentidos, en las primeras etapas del desarrollo del ser humano no se concibe como tal, ya que no posee la forma de un hombre desarrollado, por lo tanto, no es un ser humano como lo conocemos; sin embargo, durante el desarrollo del hombre, éste va adquiriendo diversos atributos que le confieren ciertos rasgos característicos, pero que no deforman o cambian su forma esencial, su sustancia primera. Los cuales son conocidos como accidentes metafísicos. Estos no modifican la sustancia primera del ser. En el ser humano se presentan algunos, como: la cantidad, que se refiere principalmente a lo corporal, mayor o menor volumen; las relaciones, como aquella convivencia de un hombre con otro; posesión, estar calzado, vestido, etc; otros como la acción, es el accidente que nace en una sustancia en cuanto es principio agente de un movimiento en otro sujeto6; sin embargo, estos aspectos no modifican su forma esencial, aquello que hacer ser al ser humano lo que es. Ya que si posee o no alguna cosa, si esta en relación o no con cierta persona o esta en acción hacia algo no deja de ser lo que es.

En conclusión, el ser humano debe de concebir como tal desde su concepción, dado que en el yace la “capacidad de conocer” que lo hace «ser lo que es». Ésta lo debe conducir a cierta perfección, que lo despega de la inmanencia a este mundo y lo potencia a otra realidad, no perceptible, por el momento.

1 Juan Pablo II. Fe y Razón. Carta Encíclica. Editorial San Pablo. 18ª edición 2012. Pág 7

2 Diccionario de la Real Academia Española. Editorial Espasa, Madrid 1998.

3 Cfr. Tomas Alvira, Luis Clavell, Tomas Melendo. Metafísica. Editorial Eunsa, Octava edición. España 2001. Pág 28.

4 Aristóteles. Metafísica. Editorial Sarpe. Pág 192

5 Jean Paul Sarte. El existencialismo es un humanismo. Editorial EMU, Edición 1, 2013.

6 Tomas Alvira Op cit, pág 67-68

Rogelio Iván S.U. Querétaro, Qro. México. Octubre de 2018

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